Queridos hermanos:
Este tiempo de Cuaresma que la Iglesia nos propone, es un camino de perfección para nuestra vida. Nos dice el Papa Francisco que “este camino es cuesta arriba, necesita esfuerzo, sacrificio y concentración como cuando hacemos una excursión a la montaña “.
Cuando hacemos este camino juntos llegamos muy bien.
Para hacer bien el camino necesitamos estar con Jesús, escuchar su palabra y meditarla (oración). También necesitamos seguir a Jesús en el camino de la Cruz, tomar nuestra cruz de cada día (ayuno) y abrir nuestro corazón a nuestros hermanos más débiles y necesitados (limosna).
Así llegaremos a lo alto de la montaña (Pascua) y podremos ver a Jesús como Pedro, Santiago y Juan, en el monte Tabor (Resucitado).
Que la experiencia de la Cuaresma transforme nuestra vida y nos ayude a ser evangelizadores en nuestra familia, en el trabajo, en la calle y por todos los lugares que estemos.
Que Santa María del Silencio nos anime en nuestro camino Cuaresmal.
Un abrazo y bendición. P. Iñaki
"Yo soy la resurrección y la vida"
Lectura del santo Evangelio según San Juan
En aquel tiempo un hombre llamado Lázaro hermano de María y de Marta, estaba enfermo. Y las hermanas de Lázaro mandaron un aviso a Jesús para decirle: -Señor, tu amigo está enfermo. Jesús, al oírlo, dijo: -Esta enfermedad no acabará en la muerte, sino que servirá para la gloria de Dios, para que el Hijo de Dios sea glorificado por ella. Jesús quería mucho a Marta, a su hermana y a Lázaro. Cuando se enteró de que estaba enfermo, todavía se quedó dos días en donde estaba. Después dijo a sus discípulos: -Vamos otra vez a Judea. Cuando Jesús llegó, Lázaro llevaba ya cuatro días enterrado. Cuando Marta se enteró de que llegaba Jesús, fue a su encuentro, y María se quedó en casa. Y dijo Marta a Jesús: -Señor, si hubieras estado aquí no habría muerto mi hermano. Pero aún ahora sé que todo lo que pidas a Dios, Dios te lo concederá. Jesús le dijo: -Tu hermano resucitará. Marta respondió: -Sé que resucitará en el último día. Jesús le dice: -Yo soy la resurrección y la vida: el que cree en mí, aunque haya muerto, vivirá; y el que está vivo y cree en mí, no morirá para siempre. ¿Crees esto? Ella le contestó: -Sí, Señor: yo creo que tú eres el Enviado, el Hijo de Dios, el que tenía que venir al mundo. Jesús, viendo llorar a Marta y a los judíos que estaban con ella, se emocionó y preguntó: -¿Dónde lo habéis enterrado? Le contestaron: -Señor, ven a verlo. Jesús lloró también y Los judíos se dieron cuenta de que Jesús quería mucho a Lázaro. Pero algunos dijeron: -Este hombre que curo a un ciego, también podía haber curado a su amigo antes de morir. Jesús, llorando, llegó a la tumba, que estaba cerrada con una piedra grande. Dijo Jesús: -Quitad la piedra. Marta le dijo a Jesús: -Señor, ya huele mal, porque lleva cuatro días. Jesús le dijo: -Ya te he dicho que si crees podrás ver la gloria de Dios. Entonces quitaron la losa. Jesús, mirando al cielo, dijo: -Padre, te doy gracias porque me has escuchado; yo sé que tú me escuchas siempre; pero lo digo por la gente que me rodea para que crean que tú me has enviado. Después, con una voz muy fuerte, dijo: -Lázaro, ¡ven!. El muerto salió, con los pies y las manos atados con vendas, y la cara envuelta en un sudario. Jesús les dijo: -Desatadlo y dejadlo andar. Y muchos judíos que habían venido a casa de María, creyeron en Jesús al ver las cosas que había hecho.
Palabra del Señor